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Clau César*

La Revolución

La Revolución

 El día de ayer fui  invitada por un amigo al centro de nuestra ciudad al evento del 20 de noviembre de la revolución mexicana.

Salimos a las 7:30 anticipando el tiempo que nos tomaría llegar allá y calculando la cantidad de personas que iban a ir. Ya estando ahí, esa parte de la ciudad, naturalmente ya era un caos, lo cual nos tomó más minutos de lo planeado en estacionarnos en el hotel Hilton de Reforma.

Ya íbamos tarde y toda la avenida estaba muy concurrida por lo que nos apuramos para llegar a tiempo; todo esto empezaría a las 9:30

Para nuestra sorpresa las calles más cerca del zócalo ya estaban cerradas parece ser que desde las 6 y la cantidad de gente detrás de las bardas de seguridad era impresionante, además de la calle Madero, la nueva calle peatonal que no había tenido oportunidad de conocer y que quedó increíble.

Convencimos a los policías de la calle 16 de septiembre dejarnos pasar diciendo que teníamos una reservación en el hotel México, lo cual obviamente no era cierto.

Después de unos minutos nos dejaron pasar por buena onda porque no estaban dejando pasar a nadie. Corrimos al zócalo ya que el evento llevaba como veinte minutos de haber empezado.

Una vez estando en la plaza caminamos lo más cerca que pudimos al centro para ver desde un buen punto el espectáculo.

Estaba increíblemente bien hecho, luces por todos lados, pantallas proyectando películas de la Revolución, proyectores cambiando los colores de los cuatro edificios que forman el cuadro, fuegos artificiales, bailarines en tarimas, música tanto clásica como moderna, y sobre todo  miles de personas juntas sin frío viendo y celebrando a su país.

Había curiosidades como lucecitas que vuelan, diademas de moño y orejas que brillaban de diferentes colores, una especie de binoculares altos hechos de cajas de cartón para que la gente viera el espectáculo y el ruido de las bocinas que hacia temblar el piso y ponía la piel de gallina.

Todo iba perfecto y divertido hasta que la cantidad de gente me pesó.

Empecé a marearme y a sentir las piernas débiles y a ver manchas que definitivamente no eran parte del show, sólo yo las veía.

Alo, mi amigo, me detuvo porque ya no podía estar parada y  me fui cayendo hasta llegar al suelo a punto de desmayarme. Una vez en el piso recupere un poco el aire y me mantuve quieta unos minutos hasta que el mareo pasó.

Creí que era muy desafortunado haberme sentido mal porque el resto del festejo lo vi sentada en el piso, pero me dio una sensación diferente estar ahí sentada en medio de tantas cosas pasando y tantas personas dándome mi espacio, obviamente, fue como ver todo de otra perspectiva y puede que cualquiera pensara que fui hasta el centro y me perdí del evento pero por el contrario lo disfrute de una manera única, estar ahí sentada en un círculo vació en el zócalo pero que en todas las demás partes estaba lleno era una sensación rara y me sentí cómoda y hasta protegida.

Justo cuando acabo el desfile de cohetes que estuvo increíblemente irreal, me pare ya sintiéndome mejor y después de una paleta tutsi recobre toda la fuerza.

El zócalo se empezó a vaciar rápidamente y esperamos a que las masas de gente salieran primero y pude ver ahora si con calma el lugar vacío. Después fuimos caminando parándonos de vez en cuando en puestos de comida o para ver algo que llamara la atención, tomar fotos de lugares que me fascinan como Bellas Artes y el Sanborns de los azulejos, y muchos otros lugares.

Lo que me dejó todo esto no fue sólo que la organización del evento fue impecable sino que si al principio tuve miedo de la inseguridad que vivimos hoy en día en este país, pero la gente se portó increíble, desde respetar mi casi desmayo hasta la salida tranquila de la plaza, hasta la convivencia y respeto de ir caminando cientos y cientos de personas por calles pequeñas. Esto me deja la esperanza de que no esta todo perdido y que podemos estar unidos no sólo por festejo a la revolución pero porque todos soñamos con un mundo en el que podamos caminar sin preocuparnos quienes somos o de donde venimos y solo sepamos que estamos caminando en nuestra casa y que todos somos hermanos.

Feliz día de la Revolución :)

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